A nadie se le escapa que los problemas que pueden surgir en un vehículo eléctrico son muy diferentes a los que se puedan dar en uno de combustión. Pero, ¿esta diferencia también es aplicable a los seguros que se contratan en uno u otro caso? Vamos a intentar aclararlo.
Lo primero que hay que comentar es que el mantenimiento de un coche o moto eléctrica es mucho más sencillo que en sus variantes de combustión pero, por otro lado, no hay que olvidar que añaden un componente con un gran desgaste que puede acarrear más de una visita al taller: la batería.
Debido a estas diferencias mecánicas, muchas compañías aseguradoras ya están ofreciendo productos específicos para este tipo de vehículos.
Lo común
La característica que ambos tipos comparten es la obligación de suscribir, en ambos casos, la cobertura correspondiente para cubrir los daños a terceros.
Las diferencias
Para los vehículos eléctricos es evidente que una de las coberturas que tenemos que tener es la de asistencia cuando la batería se nos pueda descargar en carretera (aunque quizás este caso sea más probable en los vehículos 100% eléctricos que en los híbridos). De esta manera una grúa vendrá para remolcar nuestro vehículo.
Otro aspecto propio de este tipo de vehículos es asegurarnos de que poseemos en nuestra póliza la cobertura ante una eventual rotura del cable de carga, ya que el fallo en este elemento hace prácticamente inservible el coche o moto eléctricos.
Por último, y de nuevo redundando en el elemento clave en este tipo de vehículos (la batería) no estaría de más también asegurarnos sobre posibles fallos y sus posteriores reparaciones que una avería en la misma nos pudiera ocasionar.